“¿Cómo hacemos todos los días para no romper todo?”
Hace tiempo que quería entrevistar a Daiana, pero al escucharla me frenaba un pensamiento: para qué si en sus canciones aparecen todas las respuestas. Es que en su disco Todo como es logra su cometido: ser genuina y expresar con soltura lo que siente y piensa. Sin embargo, continuaron mis ganas de hacerle preguntas y profundizar. Creo que intuía que iba a encontrar lo que finalmente encontré; una artista lúcida y encantadora, sin una pizca de esnobismo ni solemnidad.
Podría explayarme sobre la previa, pero solo diré que al llegar a su casa ella no paró de presentarme la situación en la que estaba: convive con su familia —que hacía media hora había salido de viaje—en una casa particular porque, por ejemplo, su habitación actual se conecta sin puerta a la cocina-. Por más que me esmeré en mirar alrededor, no pude más que mirarla a ella. Como un imán, me atraía observarla hacer y decir. Preparó el mate —tarea que confesó no hacer casi nunca, así como que era raro que alguien visitara su hogar—, me ofreció fruta y nos sentamos junto a la mesa a construir esta larga y relajada entrevista.
¿Qué conservás y qué dejaste atrás de la infancia y de la adolescencia?
Wow. (Piensa un momento). Creo que conservo un montón de cosas del ser niña. Básicamente, la intensidad para los dos lados. Soy muy sensible para lo que es una mierda —nivel berrinche: “¿cómo puede ser que esto sea así? ¡no voy a salir nunca más de mi casa!”—, y también las cosas lindas me parecen un milagro. Sin connotación religiosa, más bien un ¿cómo puede ser que esto sea tan bueno?! Los perros, por ejemplo: ¿quién los inventó?! ¿Cómo que es la misma persona que inventó las 11 horas de trabajo? (Risas). Siento que sigo siendo la misma niña, solo que con una especie de armadura adulta que hay que construir arriba de eso, pero eso sigue estando re presente. De hecho, veo dibujitos animados todo el tiempo. Como que mi jornada no cambió nada, a lo sumo le fui agregando las cosas que hay que hacer para ser independiente o simularlo. En la adolescencia estuve bastante perdida. Recién a los 16 años empecé a descubrir la música, porque en mi casa no se escuchaba. Me la mostraron mis compañeras en la secundaria y me pareció una cosa increíble. Empecé a sentir que había alguna razón para levantarme y hacer cosas más allá de la que me decían mis padres, que era: “Tenés que estudiar” “¿Y después?” “Estudiás un poco más” “¿Y después?” “Trabajás de lo que estudiaste, idealmente” ”Y, ¿entonces?” “Ganás dinero” ”Ah, ¿y qué haces con eso?” ”Ser alguien” “Ah, no entiendo nada”. Así que por suerte perdí esa sensación de vacío que tuve al principio de mi adolescencia. Fue una especie de transición. Entonces, creo que no mantuve casi nada. De hecho, estuve un tiempo muy de joda, como que me estuve buscando, pero no era para nada yo. Me gusta tener tres cosas y estar todo el tiempo aferrada a ellas. (Toma el primer mate) Ah, no está tan mal esto que hice.
Pensando en la forma de ser de tu entorno familiar, ¿en qué sentís que te complicó la existencia y en qué te la facilitó?
Me la complicó porque me pasaron muy directamente el miedo a lo que puedan pensar los otros. Es una familia muy unida, pero no en una forma en la que decís: “eh, vas a lograr todo lo que vos quieras lograr”, si no como: “no nos podemos separar porque el mundo nos comerá”. En eso me complicó bastante la existencia porque el chip del que parto para relacionarme con el mundo es: ay, me van a hacer daño y juzgar, van a pensar que soy esto que no soy, van a desear que yo sea otra cosa o me van a abandonar. Eso es difícil y hay que aprender a salirse de eso. En un momento ya no podés decir: “me lo enchufaron mis padres”. No, es tu responsabilidad si lo seguís haciendo, sobre todo si ya lo identificaste. Pero inicialmente aparece ese bichito de “¡Va a estar todo mal! ¡El mundo te va a hacer mierda!”. ¿Y en qué me facilitó la existencia? Supongo que la contracara de eso: saber que hay algunas cosas y personas con las que siempre voy a poder contar y querer ser eso para algunas personas que hay en mi vida, amigues, pareja o lo que sea. Creo que soy confiable. Ah, eso: la honestidad. No se miente acá. Por ahí decís una verdad que es una mierda y te odian un rato, pero siguen prefiriendo eso, siguen prefiriendo odiarte un rato por algo que es verdad.
¿Sos hija única?
No, tengo una hermana más grande que yo, tiene 28 años. Mi hermana es discapacitada y la mayor parte de la historia de mi familia dio un vuelco cuando nació. Creo que es un poco por eso que las cosas son como son ahora en mi casa, tan de “no hay otra forma” o “no queremos hacer ningún cambio drástico, no nos podemos mudar”. Mis padres se separaron hace años y nunca dejaron de vivir juntos. Está esa cosa de “no nos podemos despegar, tenemos que estar juntos porque tu hermana tal cosa”. Y mi hermana por ahí habría sido un montón de cosas más de las que le permitieron ser al recordarle todo el tiempo que ella tenía algo diferente, al recordárselo como algo negativo, pero que ni siquiera es que ellos estaban diciendo que era algo negativo, sino que al evitar tanto el tema lo cargás de una cosa. Estaría bueno que hubiéramos hecho chistes con eso, no sé, pero se generó todo un miedo que te paraliza. Eso es lo que le pasa a gran parte de mi familia.
¿Y vos creés que eso lo podés hacer distinto, o sea, como parte de la familia?
Y, tratamos. Trato de ayudarlos y ellos tratan de ayudarme también a mí cuando me pasa, porque es como una clase de síntoma que viene con la casa, yo no sé qué onda. A veces no sé si yo se lo contagio a ellos o ellos me lo contagian a mí, se me empieza a mezclar todo.
¿Siempre vivieron acá?
Sí. En algún momento nos mudamos porque estaban arreglando la casa, pero volvimos. Igual siempre se rompe. No sé si eso es algo que suele pasar en las casas y la gente suele poder arreglarlo más, pero en un momento empezó como una decadencia que ya no se pudo contener.
¿Le tenés cariño a la casa?
Creo que no. No.
En una entrevista, dijiste que tu proyecto Perdóname Rita venía de un “perdoname, guitarrita, por lo que estoy haciendo”. Si ya desde el inicio no te representaba, ¿qué fue lo que te impulsó a terminarlo, dejar el seudónimo y empezar a usar tu nombre?
Bueno, aparece de nuevo la mirada del otro. Yo empecé jodiendo con eso y descubrí que podía pararme frente a personas y cantar cosas. Esa parte estaba buenísima, la recepción de la gente estaba buenísima y empecé a sentir que algo de eso era lo que yo quería hacer a largo plazo. Pero, por otro lado, no me enorgullecía lo que estaba cantando, me parecía cada vez más que estaba mal. Empecé a formarme una idea de lo que es la responsabilidad que tenés cuando estás en un escenario. La gente va a cantar tu letra y vos decís “quizás no la está pensando”, pero en alguna parte de su cerebro está procesando y guardando esa información, y no está bueno. Es una responsabilidad el escenario y hay que estar a la altura. Además te debes una sinceridad vos como compositor; no podés subirte a boludear todo el tiempo. Tenés que sentir que hay algo más atrás de eso, ¿no? No digo que esté mal hacer un chiste, digo que en general los chistes tienen que contener algo más. Entonces, se me fue aclarando la idea y empecé a charlar con compañeros. Alguna vez antes de salir a escena en el Pacha le pregunté a Ale Berón: “¿Qué se hace? No quiero salir a tocar, de golpe siento que no quiero cantar estas canciones”. Y él, ay, no recuerdo las palabras exactas, me dijo como que si no me gustaba, que no lo hiciera más, pero que, si me subía a tocar, quizás sentía que sí era eso lo que quería hacer y que lo anterior solo habían sido nervios. La gilada de “seguí tu corazón” que al final es verdad. Y, bueno, me fui dando cuenta de que eso no era lo que quería hacer. En el medio de toda esa decisión, Nahuel Briones me propuso que grabáramos el disco. Él y Carolina Basso lo produjeron todo, se mandaron un re lindo sonido, pero de golpe ya salió eso y dije: “no lo quiero hacer más”. Horrible. Y lo dejé por completo, pero yo quería seguir tocando, entonces tuve que empezar de cero a construir otra identidad. En el medio de eso había mucha gente que me decía: “ay, si vas a volver a hacer lo de Rita” o “¡Eso era lo que vos sos!”, como “¿qué te pensás que podés hacer otra cosa?”
“¿Qué te pensás que vos sabés lo que sos? ¡Yo sé!”
Claro, “¡yo te escuché y parecía sincero!”. Bueno, no sé (Risas).
¿Cómo es tu vínculo con tu voz y con el resto de tu cuerpo como instrumento para desenvolverte en el escenario?
Es el momento en el que más quiero a mi voz y a mi cuerpo, en el que más me quiero a mí en general. Pero pensando a mi cuerpo como medio físico para poder hacer eso: siento que me paro más derecha, estoy más presente, ocupo bien el espacio en el que estoy y me puedo soltar. En general, soy una persona muy calculadora, mental y perseguida, y todos los movimientos de mi cuerpo los estoy pensando un montón, todos se sienten re raros, “¿por qué cuando camino muevo un brazo de un lado y la pierna del otro lado?” o “todo el mundo me está mirando que camino mal o que troto raro”. En el escenario no pienso nada de eso. De hecho, no pienso nada; no tengo alergia ni asma, no tengo ningún problema, está todo bien. Y mi voz siempre acompañó, es muy confiable. Algunas veces tuve ataques de quedarme sin voz los días anteriores, pero en ese momento no me falló. Eso está bueno, es… es un lugar seguro.
Leo en tus redes sociales que mencionás mucho esto de los “lugares seguros”. Te da tranquilidad encontrarlos y detectarlos. Marcás cuáles son las cosas que te hacen sentir bien.
Sí.
Son lugares donde no hay peligro.
Claro, es como tocar casa. La vida es como estar todo el tiempo jugando a la mancha. Cuando estás en los lugares seguros, no te toca nada. Me encanta identificarlos y sentir que, si está todo mal, puedo recurrir a ellos, como que nunca se va a terminar de derrumbar todo porque tengo esas cositas.
¿Qué otras cosas de esas detectaste?
Están mis amigues, que mantengo hace muchos años por la persistencia de nuestro vínculo y porque siento que soy una mejor versión de mí cuando estoy con ellos. Esa constancia desde hace diez años —por ejemplo, con un par de amigos con los que jugamos juegos de mesa— significa que siempre fue mi decisión. En los lugares seguros no está el “debería”. Yo tengo muy separados los terrenos del “debería” y del “me gustaría”. Sé que, si algo persiste tantos años en el tiempo, es porque es mío. Me gustan esas cosas que son mías, que me hacen bien a mí, que no es que alguien me las metió en la cabeza o que solo ocurrieron; yo las fui a buscar y las elegí cada día. Eso me pasa con mis amigos y ahora también con el deporte: hace como tres años que hago Roller Derby. Lo que tiene —además de que me gusta mucho patinar— es que es un deporte muy de autogestión y se forma como una familia. Es un re lugar seguro porque además te saca de tu cabeza. Como pasa con lo que sea que te gusta: te hace no pensar demasiado un rato o por lo menos no pensar las cosas negativas, las que te enredan el pelo, no, al pedo. “Enredar pelo”, está bien el fallido, lo entendí (Risas).
¿Qué sería lo inseguro?
Es donde sabés que nadie te está cuidando, que te tenés que cuidar sola. En realidad, eso no es algo malo, no podés estar todo el tiempo ni en un lugar seguro ni en uno inseguro. En el lugar seguro te relajás, pero no hacés nada nuevo; en el inseguro, en lo desconocido, además de estar lo peligroso están las oportunidades. Así que cada tanto tenés que ir al lugar inseguro. Sería, por ejemplo: “che, voy a dejar Perdóname Rita y a hacer todas canciones nuevas” “Ah, no sé si confío en eso, a ver, demostralo”. Bueno, lugar inseguro, pero necesario para construir otro lugar seguro y qué se yo. No sé si me estoy enredando mucho en las respuestas.
No, para nada. Una de las cosas que contaste fue que tu intención es decir cosas, entonces, te ocupás más de crear las letras, y la música se la dejás a tu banda. O eso entendí.
Un poco sí, es verdad. No sé si es una elección —como un montón de cosas— es más que me pasa así. Me paso todo el día escribiendo y, cuando voy a hacer una canción, busco algunos acordes que más o menos se sientan como lo que quiero decir. Todo es muy abstracto, no lo puedo justificar porque tampoco tengo demasiados conocimientos técnicos en la música. Eso es algo que tengo que trabajar.
¿Tenés que o te interesaría?
Buena pregunta (Risas). Un poco de ambas con un poquito de “me da miedo”. Me da miedo verle los hilos a la música y que deje de tener magia. O me dan miedo boludeces que serían superadas ampliamente por el beneficio que yo tendría estudiando de verdad, porque estudié un poco de música, pero no lo suficiente de armonía, y estaría re bueno. Me lo debo a mí y se lo debo a la gente que me escucha; si no van a escuchar siempre lo mismo. ¿Qué estaba contestando? Me olvidé.
Esto de que… Ahre que yo también me cuelgo (Risas). Ah, que de la música se ocupan más tus músicos que vos.
Ah! Sí, yo llevo una canción con la idea de la letra armada, con una base de acordes y algunas nociones de cómo quiero que suene, cómo quiero que se sienta. Pero después los chicos son los que trabajan todo, cada uno sus arreglos, y yo en general no quiero cambiar nada porque está todo buenísimo.
Sentís que entienden para dónde querías ir, por más que te propongan algo diferente.
Sí, lo que suman me aleja de mí, pero va hacia un lugar copado. Todos tienen una identidad muy propia, me re gusta lo que hacen y ni siquiera fue súper consciente eso cuando los llamé para que estuvieran en la banda. Muy pocas veces pasa algo así en la vida, como que de casualidad justo salió re bien.
Pero pensaste en cada uno.
Sí, pero más porque nos llevábamos bien y porque me gustaba verlos tocar. No sabía que iba a funcionar tan bien como banda. Cuando tocamos no me tengo que preocupar por nada de ellos, siempre van a estar bien. Igual me preocupo, pero al pedo porque sé que después va a estar todo bien.
De tu disco Todo como es, ¿hay alguna una parte que, cuando la cantás, pensás: “sí, tal cual” y alguna otra que digas: “uy, esto ya no”?
Siempre me mambeo con Carnavalito melancólico. Primero, en una parte dice que están comiendo tarta de atún, que me hace pensar en que qué paja que tardé tanto en ser vegetariana. Pero es algo que la gente no lo está percibiendo, me mambeo sola. Cada vez que la canto, pienso eso: “atún, comías atún”. Bueno, le re gustaba a mi ex la tarta de atún. (Risas). Y después, en otra parte de la misma canción, dice “y vos a dieta porque soltera y gorda no te la bancás”. Bueno, la primera mitad de esa frase suena re gordofóbica y la segunda podríamos decir que la remonta, pero tampoco, porque es re feo decirle a alguien “estás haciendo dieta porque no te la bancás”, es re negativo. Siempre que toco esa parte no me convence. Después creo que no hay ninguna más que me mal flashe. Y que diga “tal cual” (sonríe), me va pasando con distintas partes de distintos temas. Con Cucamonga me pasa, es una canción que me re lleva al momento en el que la hice. También con Igararía, eso de que la cosa es la misma entonces voy a mirarla distinto.
Es un gran recordatorio.
Sí, como que no puedo cambiar la realidad, entonces, la voy a mirar desde otro ángulo y voy a tomar la parte positiva y qué se yo. Lo que más me hace flashear es que escribía todas esas cosas antes de realmente haberlas entendido. Me parece que hay un proceso que se hace en la cosa artística que va más rápido que tu tiempo de realmente procesarlo y empezar a hacerlo. Ahora estoy con las canciones del disco nuevo y siento que estoy cantando cosas de las que todavía no me cayó realmente la ficha. Y, por un lado, es como wow, re flashero, tengo todo este conocimiento que yo no sabía y, por otro lado, ¿a quién le bajás línea si vos no sos evolucionada para nada? Pero, bueno, es como dice mi viejo: “haz lo que yo digo, mas no lo que yo hago”. Como “voy a ser un desastre, pero capaz en mi discurso hay alguna verdad” (Risas). Es como todo una gran terapia también. Hago canciones para recordarme cosas que quiero implementar y a veces yo también fallo un toque con lo que estoy diciendo, no sé.
Pero igual está bien, ¿o no?
Sí, obvio, a veces recaés. Es así. Lo más importante, en realidad, es volverse a levantar.
Cuándo trabajabas en la librería, recomendabas lecturas.
Sí, era lo más divertido.
Quería preguntarte sobre eso, ¿cómo te sentías en el rol de recomendarle a otra persona qué leer?
Con recomendar flashié un montón. Es algo muy difícil de hacer. De hecho, no sé si se puede hacer bien porque no conocés a la persona que entra. Lo mejor es cuando te piden una recomendación para ellos mismos, porque podés hacerle algunas preguntas que te lleven a lo que quieren. Hay gente que sabe expresarlo muy bien, como “quiero que sea gracioso pero sensible, también inteligente y re ficción, que no tenga nada de realidad, y me gustan tales autores”. Eso está buenísimo, te re guían. Pero capaz caía una señora y decía de un regalo para un niño de 8 años y no sé, te puedo decir lo que les dan en la escuela o qué nivel de conocimientos tiene para más o menos entenderlo, pero no puedo saberlo realmente, porque capaz el niño está mucho más adelantado o capaz no quiere leer o re quiere leer otro tipo de cosa que no es lo lógico, lo que la escuela le daría. Tampoco es tan lógico, pero obvio que la escuela tiene que esquematizarlo todo porque te meten seiscientos pibes y los tenés que normalizar a todos. Es que es eso: un ente normalizador. Y en el medio pasan cosas copadas, pero solo porque te ponen con gente copada de tu edad y salís a jugar al recreo. Capaz aprendés un par de cosas útiles, pero en general es todo tratar de meter gente que es muy diferente entre sí y querer sacarlos todos iguales.
Una fábrica.
Y gran parte del trabajo lo hacen los niños con el bullying, así que ya ni tenés que tratarlos mal porque se tratan mal entre ellos. ¿Qué estaba diciendo? Me fui a la mierda con lo de la escuela.
Lo de recomendar libros.
Ah sí. Recomendar para niños era muy difícil. A mí no me gustaba nada recomendar cosas que no había leído. Tenía compañeros que eran re chamuyeros, sabían más o menos de qué trataba todo porque ya habían trabajado mucho tiempo ahí. Entonces, les describían varios libros sabiendo de qué iban, pero sin saber la forma en la que estaba escrito. Para mí, si no conocés la forma en que escribe la persona, no podés realmente recomendar o no un libro. Porque yo te puedo decir exactamente la trama de un libro de Solá y la de un libro de Kurt Vonnegut, pero es re importante el tono en el que está escrito, la cantidad de comas, cuán rápido avanza la trama, cuántos párrafos puede haber sin que pase un carajo como los libros de Rejtman. Esas cosas son esenciales. Yo siempre les decía: “Según mi gusto, te recomendaría este, este y este; igual lo podés cambiar”, le buscaba los libros y le decía: “pero quedate acá y leéte dos páginas de cada uno para ver cómo se siente, porque por ahí te llevás algo por la trama y después está escrito en un tono que te parece una cagada”. Yo me vinculo así con los escritores, me gusta la forma de escribir de alguien y no me importa realmente tanto la historia que está contando.
Claro, el cómo y no el qué.
Claro, es más el cómo. Me re suma el qué, pero no es tan necesario.
¿Qué tipo de literatura elegís para vos?
Me gusta mucho la ciencia ficción. Empecé a leerla en la librería, porque vino un pibe y me recomendó algo de Philip Dick, que es muy bueno. Me copa la ciencia ficción que tiene algo medio gracioso, como que no se toma a sí misma demasiado en serio.
No es solemne.
Claro, no es solemne y no es el mismo futuro distópico en todos los libros ni criaturas demasiado aliens. También mete mucho tema de drogas y cómo se usan; hay un cuento en el que las drogas te hacen ver la realidad, todo lo demás era que te habían condicionado para ver otra cosa. Después me encanta Douglas Adams, tiene todo un universo construido en el que hay criaturas de mundos completamente distantes, que son mucho más evolucionadas en algunas cosas, pero también tienen los mismos problemas boludos que los humanos. Eso es muy gracioso, ese tipo de cosas me gustan. Y a Kurt Vonnegut lo venía leyendo hace tiempo también. Hace un poco de ciencia ficción, pero es como si fuera una novela estándar sin caer en los géneros cuadrados, con elementos de ciencia ficción. De golpe este chabón además viaja en el tiempo y también hay unas criaturas de otro planeta que, como no ven el tiempo como algo lineal, no sufren las muertes, es: “sí, murió, se está muriendo, morirá”, todo el tiempo está pasando todo a la vez. No sentís que es ciencia ficción. Lo que tienen los géneros es que te dicen con seguridad “bajo esta etiqueta están tal y tal elementos. ¿Es una novela romántica?, bueno, en un momento cogen, en un momento se enamoran y esto es medio trágico, ¿es policial? va a haber una muerte y alguien que resuelva el misterio”. A mí no me gusta saber tan precisamente con lo que me voy a encontrar. Pero hay algunos autores dentro de los géneros que son increíbles. Es muy difícil decir con certeza algo sobre recomendar libros, porque lo ideal es que los vayas encontrando misteriosamente, como cuando un amigo te presta uno o lo encontrás en una mesa de ofertas en una librería. Es mejor eso que lo que te puede decir un librero que no te conoce.
Esta es una pregunta con muchas preguntas adentro: ¿Cómo sos escuchando música? ¿Según tu ánimo? ¿Escuchás discos enteros o no? ¿Curioseás o te quedás siempre con lo mismo? ¿Vas más por la letra o por la música?
Me gusta una amplia variedad de cosas en la música. Es verdad que en general voy mucho por las letras. De hecho, no me importa si la música es súper compleja o re simple ni si el artista se redunda o si tal disco suena igual al anterior. Esas cosas no me interesan. Pienso que una persona no puede cambiar tanto en su vida como para exigirle que el disco suene diferente del anterior, que se renueve ¿Por qué se tiene que renovar? Capaz el chabón esta re cómodo, es una persona, déjalo que sea. Y me gusta encontrar cosas nuevas, me gusta cuando los algoritmos misteriosos de la internet te sugieren cosas. ¿Si curioseo? Sí, obvio. Hasta escucho discos por la tapa o por el nombre o porque los escucho nombrar en algún lado o porque alguien en la calle tiene una remera. Es increíble como tantas cosas distintas le pueden gustar a uno. Canciones que hablan de cosas re distintas o cosas de las que yo no hablaría en una canción ni en pedo y me llegan. Eso me flasha un montón, que no haya ningún método, nada claro para decir: “ah, esta canción está buena porque esto, esto y esto otro”, porque después hay otra que no tiene eso y tiene otra cosa y está re buena también. Me encanta eso, que no haya algo mejor para, no sé, que si estás triste, lo mejor que podes escuchar es Leonard Cohen. No, no. Podés escuchar algo que te tira para abajo o algo que te tira para arriba. Entonces, no tengo algo predilecto. A veces estoy triste y quiero estar triste, surfearlo tres horas, caer, caer tanto que no pueda caer más para poder levantarme. Entonces, me pongo las peores canciones, las que te hacen más mierda el cerebro. Y otras veces estoy triste, pero me da paja, entonces, me pongo algo re arriba y dejo que me lleve. El poder que tienen las canciones es increíble, te re pueden llevar a otro lado si vos te lo permitís.
¿Quiénes serían tus referentes? En lo artístico y en la vida en general. ¿Qué hacen y qué dicen que te llama la atención o te marcan un camino?
Últimamente no estoy flasheando mucho con referentes artísticos porque tengo una tendencia a querer copiar una fórmula. Pienso: ah, Juana Molina hace todo re bien, todo lo que hace me gusta, tal vez yo debería… No, vos no deberías nada. Lo único que tienen en común todos los artistas que te gustan es que son sinceros consigo mismos, con la obra que quieren hacer. Entonces, te debes a vos una sinceridad y esa sinceridad tal vez implica no tener ídolos. Sí músicos que te gusta mucho lo que hacen, pero tampoco es como decir “voy a seguir a esta persona y esto me va a llevar a buen puerto”. Pero sí estoy teniendo más referentes del entorno. O sea, de amigos. Por ejemplo, quiero ser un poco más como Ariel en que siempre está dispuesto a ayudar sin importar la situación complicada en la que él esté. O quiero ser más como Ivo que nunca tiene miedo de probar algo nuevo. Quiero ser más como Sato en que acepta las cosas como vienen y construye a partir de eso. Estoy flasheando mucho con que quiero ser una mejor persona y poder aprender de las buenas cualidades de quienes me rodean, que me parece que tienen superpoderes más o menos. Porque yo siempre me estoy quejando de todo y después los veo y siento que no me quiero quejar de nada. Me sacan de ese lugar y re quiero ser también yo, como ellos, una fuerza renovadora de la energía; que alguien esté a mi alrededor y sienta que “oh, quiero ser mejor persona”. Eso es increíble y pienso que todo eso finalmente va a nutrir el arte también, tratar de buscar un camino copado y noble en la vida. Estoy más en ese plan ahora, pero capaz me lo preguntás en dos meses y te digo: “¡hay que ser como Natalia Lafourcade!” (Risas).
Leí estos días que hablabas en las redes de la tristeza, ¿de qué trata y cómo lidiás con eso?
Es como una angustia… Igual, no sé, problemas de piba de clase media que realmente no importan. Pero, bueno, como decíamos antes de empezar la entrevista: “no te pueden quitar tu derecho a quejarte”, no te pueden quitar tu derecho a estar triste, aunque vos sepas que no es tan grave. Y es eso: me despierto y me pongo a pensar al instante —como si ya viniera pensándolo mientras dormía— que todo es re pesado, todo lo que me rodea, voy a salir a la calle y voy a ver las caras de la gente a la mañana que son terribles. Las personas en el colectivo están re tristes o enojadas, se pelean y descargan su furia entre ellas, y nos vamos como nutriendo de eso. Es horrible usar la palabra “nutrir” porque en realidad tiene connotación positiva. Sería más que nos contagiamos como un virus. A veces quisiera no salir de la cama para no tener que ver todo eso. Pero también empecé a desarrollar un método para poder seguir haciendo cosas a pesar de eso, que tiene mucho que ver con saber que está ahí, hablarlo -por eso también los posteos- comunicarlo, que otras personas te digan: “a mí también me pasa”. Y decir: bueno, esto es una cosa con la que se convive, esta angustia rara de la mañana que puede durar varias horas, esta sensación de ¿para qué hacer algo si... —lo que sea— si nos vamos a morir, si igual voy a ser pobre mañana, si igual la gente que quiero se va a ir de mi vida o yo me voy a ir de su vida. Todas cosas que re pueden pasar y la mayoría van a pasar y, entonces, ¿para qué? ¿Para qué vuelco tanta energía en cosas que no son seguras? Nada es seguro. ¡Qué paja! Le ponés energía y energía y tal vez igual no sale bien. Pero, bueno, lo hablás, lo reconocés como una especie de compañero sorete que está todo el tiempo en tu oído diciéndote: “che, igual por ahí todo sale como el orto” y seguís haciendo cosas con eso. Y en un momento del día, ese monstruo te ve que vos estás haciendo cosas a pesar de todo lo que te está diciendo y dice: “ah, bueno, por ahí no es tan grave”, y vos decís “¿ves?!”. Pero todos los días se renueva. Ojalá que algún día simplemente no se levante.
Claro, o que vos te levantes antes y le llenes la cabeza a él (Risas).
Eso está bueno. (Hace como que le habla al oído) “Che, por ahí hoy todo sale bien” (Risas)
Y corrés (Risas).
Sí, porque me va a querer correr.
Esto sería para desarrollar. Qué pensás sobre: dios, el alma y la vida después de la muerte.
Dios era una idea linda, pero muy fácilmente explotable y convertible en mierda. Es esa habilidad que tiene el homo sapiens de convertir todo lo que toca en mierda. Se le ocurre una gran idea, una gran ficción, que podría haber sido usada para “che, seamos como este supuesto Jesús” — capaz no hacía falta que Jesús sufriera tanto igual (Risas)—. O sea, la idea original de la religión, de tratar de ser copado con el prójimo, estaba súper. El problema es que todo se empieza a llenar de caca, a volver grande y a tergiversar. La masividad siempre rompe todo, ¿viste? El humano es el animal que formó las manadas más grandes, supongo que eso tiene que ver con el lenguaje. Y el cerebro humano tiene esta capacidad para generar ficciones como la de Dios. Además en un inicio fue como para protegerse de la idea de morirse, para sentirse seguros. Y también surge desde las distintas autoridades que fue habiendo a lo largo de la historia, para poder justificar vidas de mierda. Asocio mucho la idea de la religión, del cielo y la recompensa final después de la vida con la meritocracia. Es como: “che, sufrimiento a cambio de algo copado después”. O sea, vos te rompés el culo y romperte el culo significa realmente pasarla mal en nombre de una gran cosa, y después va a haber una recompensa, vas a estar en el cielo con tus seres queridos, para siempre vas a ser feliz y nada va a volver a estar mal. Eso es ilógico desde cualquier punto de vista. ¿Cómo todo está tan mal ahora y un día de golpe va a estar todo bien para siempre? ¿Cómo no pensás en la parte antes de nacer? Claro, el pasado no te da miedo, te da miedo el futuro. ¿Recordás algo de antes de nacer? No. ¿Entonces? ¿Por qué va a ser distinto cuando te mueras? Me asombra la capacidad de la gente para creer algo así, tantas ganas de creer en algo, tanta desolación que tenés que creer en algo tan ilógico. Primero, que exista un alma. Segundo, que va a subir al cielo y que vas a vivir con tu abuela para siempre; es inmensamente ridículo. Admiro mucho a la gente que puede creer porque duermen re tranquilos. Me pasaba mucho cuando era chica, que me asustaba porque de noche mi abuela aparecía de golpe -es medio ninja y medio chapa- y me decía: “te asustás porque no creés en nada”. Ahí empecé a formar esta idea de que, claro, mi abuela re cree en Dios y debe tener el sueño más tranquilo del mundo. Por un lado, te quita un montón de responsabilidad y te da mucha tranquilidad; por otro lado, te quita mucha responsabilidad y ni siquiera te podes ganar tus méritos por las cosas buenas que lograste, todo te lo dio Dios. Me gusta un poco más vivir en un mundo donde no existe Dios y somos buenos porque queremos ser buenos, no porque estamos esperando una recompensa. Yo preferiría que no existiera la religión ni las iglesias ni los curas pedófilos. Preferiría que tuviéramos fe en nosotros mismos y no en una cosa misteriosa que no vemos. ¿Por qué no podemos creer en nosotros? ¿Por qué no podemos exigir que la vida ahora esté buena? Si nos pusiéramos todos de acuerdo, podríamos exigir que esté buena. “Che, nadie más va a trabajar en condiciones de mierda. Ahora fíjate como manejas tu fabrica, sorete. Fíjate como sostenés el capitalismo”. Pero no nos ponemos de acuerdo, tenemos miedo, nos aislamos, empezamos a refugiarnos en cosas que ni siquiera son humanas, que ni siquiera son reales. Estaría re bueno que viviéramos acá, porque si después no hay nada, es medio un garrón y al pedo.
¿Vos pensás que no hay nada?
Yo pienso que no hay nada.
¿Te morís y se apaga? ¡Click!
Sí, se apagó la tele (Risas).
¿Tenés algún vínculo con algo que para vos sea espiritual, mágico o algo de eso?
Sí, sí, unas cuantas cositas.
¿Como cuáles?
Me gusta mucho escuchar a la gente hablar de Astrología. No sé si eso es mágico en realidad. Si lo pensás, tal vez es solo una ciencia que no termino de entender. Hay muchas cosas que en un momento parecían magia y solo eran ciencia, ciencia que no se entendía. Me gustan las piedritas también, me gusta jugar a asignarle un valor (me muestra la piedra que tiene colgada y yo le muestro que tengo la misma). ¡Ay, vos también tenés! ¿Cómo se llamaba esta? ¿Turmalina?
Sí.
Me encanta, parece un carbón, es como “ah, soy ruda, me llevo todo puesto”. (Risas). Me gusta asignarle un valor mágico a algunas cosas, pero saber que se lo asigno yo y que juego con eso, no dejar en manos de algo que no sé si existe realmente. No dejar en sus manos mi tranquilidad, mi éxito -“éxito” entre comillas porque ¿qué es el éxito? Para cada persona es algo distinto en cada momento-. No quiero, por ejemplo, agarrar la piedra y decirle: “che, que me llamen los de la Bienal y me digan que quedé”. No. Jugar a que la piedra me acompaña y me sostiene, ese tipo de cosas me gusta. Y lo de los lugares seguros tiene una carga mágica. Son distintas cosas que me ayudan a estar en paz, pero que no me quitan mi responsabilidad de los actos y de las cosas que me pasan. Me parece que ahí es cuando se vuelve peligroso, como: “ah, yo no fui, es que soy de Escorpio, perdón, te cagué a trompadas porque soy así, somos impulsivos”. No.
Tampoco pensás que hay otras vidas, entonces. Te parece como parte de lo mismo.
Estaría dispuesta a escuchar algunas teorías sobre cómo sería lo de las otras vidas. Por un lado, si no las recuerdo para nada no sé cómo podrían influir, pero también tal vez son medio inconscientes, como que ese recuerdo esta en algún lado misterioso. No sé si me da la cuenta de cuántos cuerpos hay, es como muy difícil.
¿Qué cuenta?
O sea, porque son almas que van como de un cuerpo a otro, ¿no? Y que, ¿hay una cantidad limitada de almas o se van creando almas nuevas?
No, según lo que entiendo, tu alma va pasando por distintas vidas, encarnando en distintos cuerpos. Ponele que fuiste antes alguien del pasado -por ubicar pasado, presente y futuro como tiempos distintos- y ahora sos Daiana y en la vida que viene sos Pepito.
¿Y animales también?
Sí.
¿Y plantas? No (Risas).
No sé, es medio un invento más en el que se puede creer o no, pero hay gente que cree y gente que no. Yo, por ejemplo, creo en eso.
Me puede divertir. La verdad nunca escuché mucho sobre eso, nunca tuve una charla interesante.
A veces pasa esto de que cuando se habla de creer en más allá de la vida, está la religión ocupando todo el espacio. Pero si corrés a Dios y a todo eso del “debería” de la religión, bueno, también podría haber otras cosas.
Me gusta más porque es como una búsqueda de cada uno, ¿no? Además porque forma una unidad entre todo y eso es lo que me copa: que la gente no se aísle y además que sepamos que somos iguales a los otros animales. Parece cumplir un propósito bastante noble, me parece más noble que la idea de que te morís, vas al cielo, hay un barbudo..
..que te dice qué hiciste bien y qué hiciste mal.
Ajam, que te toma examen.
Estás trabajando en un nuevo disco y dijiste algo así como que hiciste todo un planteo en Todo como es y que en las nuevas canciones la idea es decir: sí, está todo esto que es una mierda, pero hay un montón de cosas que están buenísimas en la vida.
(Sorprendida) ¡Sí! ¿Cuándo dije eso? ¿Cómo sabías?
Lo dijiste en una entrevista. ¿Es como una continuación del disco anterior?
Sí. Creo que también es porque no salí mucho de ese lugar. Me desplacé un poquito, pero sigo teniendo los mismos interrogantes en ciertas cosas. Quizás es una evolución del mismo interrogante. Al principio me sentía re culpable, pero —como decía hace un rato— pensé: ¿cuánto puedo cambiar yo en dos años? ¿Cuán diferentes pueden ser mis temáticas? Puedo tratar de hacer un esfuerzo consciente de sumarle cosas, de cuestionarme qué cambiaría del disco anterior, qué agregaría, cómo quiero que suene este. Pero trato de no limitarme en las composiciones y no decirme “bueno, tengo que hacer esto con la letra, tengo que decir esto, tengo que cantar de tal manera”. Así que siento que se va a parecer un poco al anterior y un poquito de miedo eso me da, estoy tratando de aceptarlo y de divertirme en el proceso. Quizás es menos “buu, lo que mis padres dijeron, todo mal” y más: bueno, partiendo de esa base, ¿qué hacemos para que funcione? Es como una idea de tener mi espacio en este quilombo, encontrar el “vacío legal” donde puedo divertirme y seguir viviendo.
Esta pregunta es rara y no la terminé de armar. Solés marcar mucho la importancia de lo real. Por ejemplo, una de las cosas por las que te parecía buena idea que hiciéramos la entrevista acá, en tu casa, era por mostrar tu realidad. Bueno, tu disco se llama “Todo como es”. ¿De dónde surge esa necesidad? ¿Qué de lo tangible y qué de lo intangible te ampara y te ahoga? Lo tangible son esos lugares seguros que hablamos, pero en lo intangible no encontrás…
¿Estas equiparando lo real con lo tangible?
Sí.
Pero también hay cosas muy reales que son muy intangibles.
Ah, cierto.
Con lo de real a lo que voy es a esa exposición total tanto física como emocional. Mientras no exponga la privacidad de alguien más que no quiere que eso sea expuesto, ¿no? Eso me hace pensar que tal vez mi madre se enoja por lo que dije hace un rato. Igual nadie sabe quién es mi madre tampoco. Bueno, viniendo al caso, nadie sabe quién soy yo. Te estaba diciendo: lo real tiene una parte tangible y una parte intangible. La honestidad esa me interesa porque por ahora hago también la música como un proceso terapéutico de “tengo estos problemas, ¿vos también? Ahh, mirá qué loco, estamos menos solos ahora”. Entonces, de ahí la honestidad, de una necesidad que siempre tuve de exponer lo que considero que está mal y también de celebrar lo que siento que está bien. Hay mucha mentira flotando por todos lados, sobre todo en los medios, pero también en los padres, en la escuela, en aspectos re pequeños de la vida, en frases hechas, en cosas que te dicen sin darte cuenta de que te las dicen y que dan a entender que todos tendríamos que estar felices todo el tiempo, que todos tendríamos que querer estudiar una carrera universitaria, que querer tener un trabajo de ocho horas, que el trabajo dignifica, que nos gusta trabajar porque nos hace sentir que aportamos a la sociedad. Y, digo, ya trabajamos, ¿hace falta que nos guste? Es muy probable que no nos guste. ¿Cuán probable va a ser que toda, toda, toda la gente que está en el mundo esté trabajando en algo que le guste? Creo que muchas veces nos conformamos con cosas, pero recibimos todo el tiempo estos mensajes literales o implícitos de que deberíamos sentirnos bien, deberíamos estar orgullosos de que trabajamos un montón o deberíamos querer tener hijos, un matrimonio y un montón de cosas que a veces sí, las querés, pero ¿cómo sabés cuándo es real y cuándo no si todo el mundo supuestamente tiene que querer lo mismo? A lo que voy es a que al mundo no le vendría mal ser un poco más sincero, como “che, tengo un hijo y a veces lo quiero cagar a trompadas, a veces es un forro y a veces me arrepiento, pero el resto del tiempo lo re amo”. No se puede decir eso. La sinceridad nos lleva a lugares que nos ponen incómodos como “ay, pero si no te gusta tu trabajo, ¿qué pasa?” Nada, lo seguís haciendo porque necesitás plata para pagar el alquiler, ¿qué problema hay? O sea, es una paja, pero podemos decir las cosas que son una paja sin que eso nos derrumbe todo. Me gustaría que pudiéramos decir más las cosas que son una paja y también darle premios a las que son buenas. Por ahí va lo de la sinceridad.
Este año hay que elegir nuevos gobernantes y puede ser que se armen debates sobre política por todos lados, ¿vos te sumás o lo esquivás?
Siempre sentí que no estaba lo suficientemente informada. Me gustaría estarlo, pero por otro lado cuando me empiezo a informar me dura un rato y después me cuelgo de nuevo. El de la política es un mundo que me parece tan abstracto, no puedo ni empezar a entender todas las pequeñas tramas que hay entre las cosas, las personas, los partidos. A cuánta gente tenés que cagar para llegar a un puesto en el que puedas ser considerado como alguien que es candidato a presidente, ni siquiera presidente, es como que es inabarcablemente choto todo y no puedo empezar a separar lo que me parece bien de lo que me parece mal y termino cayendo en lugares de mierda como “ah, son todos una mierda”. Por eso no participo mucho en las discusiones políticas. Sí en las cosas que son muy claras para mí, que también están un poco entrelazadas, cosas puntuales como que el aborto debería ser legal. Quiero ir a las marchas, quiero hablar y decir específicamente de qué lado estoy, pero me cuesta mucho eso, votar, elegir quién yo querría que fuera mi presidente entre un par de opciones que nos dan.
Otra vez las opciones.
Putas opciones, ninguna está buena. Así que en general no me involucro, me cuesta un montón. Me gusta mucho escuchar a mis amigos hablar, a los que saben; pero soy muy boluda en todo lo que es interpretar un discurso político. Capaz eso es algo malo que mantuve desde la niñez, porque nunca empecé a entender la política (Risas). Hay gente que en un momento la empieza a entender, yo no, siento que si hablo un rato de política en algún momento voy a decir algo irreversiblemente malo o estúpido. Van a decir “¿cómo no sabías esto? te juzgaré para siempre” (Risas). Sobre todo no hay que hablar de eso en las redes, todo se puede mal interpretar. No conoces a nadie, estás viendo partes re íntimas de la vida de alguien, pero aisladas, no lo reconocerías si estuviera en una multitud de personas, pero sabés qué sabor de helado le gusta a su hijo. Entonces, alguien hace un posteo relativo a la política y lo empezás a juzgar. Te da mucha libertad Facebook, ¿no? De golpe, “ah, no me gusta esto que dijo, lo bloqueo” y capaz solo lo mal interpretaste.
De todas maneras, en la misma línea de lo que venias diciendo antes, el debería dice que tenemos que saber de política para poder involucrarnos, pero podés encontrar tu forma. ¿Por qué habría que saber antes de saber? Además no es que las cosas se hicieron tan bien como para que digas “lo hicieron tan bien que tengo que aprender”. No, está todo hecho medio como el culo.
Claro, te dicen “deberías hablar desde un lugar re culto”. ¿O instruido? No, ¿cuál sería la palabra?
Sí, instruido o informado.
Informado, ahí va. Tal vez no sabés tanto y, si hacés alguna pregunta, es percibido como negativo. “¿cómo no vas a saber esto?” Hay cosas que son muy difíciles de entender de la política y no quiero ir hablando así como así, porque voy a decir cualquier mierda.
Tampoco sabemos qué está pasando de verdad. Decís “yo opino esto de este hecho” y viene otro y te dice “pero vos porque no sabías que”. ¿Cómo sé si eso es real o no? Informarse también es como un sueño.
Sí, lees cosas opuestas en dos lugares distintos y no sabés realmente qué está pasando. Me pasa que me re confundo y me siento una boluda increíble.
Pero ves los efectos de quienes gobiernan en la vida de todes.
Claro. Toda la derecha es una mierda, muchas de las cosas que creen que no son derecha son bastante derecha y hay muy poco para elegir dentro de lo que me parezca bien. Pero todo lo que sea que la gente no tenga que pasarla tan mal en su día a día me parece la mejor opción.
Por lo que vi y leí, sos diferente en cada proyecto que estuviste o estás. ¿Es una decisión para desplegar distintas facetas o es porque te sentís distinta? No sé si hay otres músicxs que en todos los escenarios son iguales, lo pregunto por vos puntualmente.
Hay algunos músicos que son más parecidos, como Sato, ¿viste? Nahuel más o menos también, cuando participa en otros lados es re la identidad de Nahuel. Yo marco una diferencia muy grande entre “estoy acompañando una banda” y “esta es mi banda”. Entonces, en mi banda soy lo más yo que puedo ser, como re exagerada, muy yo para todos lados, los buenos y los malos. A veces toco re en gede, es un poco cambiante. Y en los otros proyectos se forma como una energía grupal. Por ejemplo, en el de Nahuel, la energía grupal que se forma es más tendiendo a Nahuel, ¿no? Claro, es una banda con un líder muy marcado, esas cosas son re claves para el lugar que ocupás; en la banda de Nahuel yo re era alguien que ejecutaba los arreglos que tenía que ejecutar, también nos vestíamos de cierta forma, hay cierto tipo de luces, está la energía de Nahuel ahí al frente y eso te va como dejando distintos lugares en los que podés estar, hasta bailás distinto, la música suena distinto y es como toda una cosa que te va llevando. No, no lo hago consciente, pero es re divertido, vas encontrándote distintas personalidades en el escenario. Eso está re bueno, aprendés diferentes cosas de estar en cada banda también. En Les Tremendes está la cosa de la composición colectiva, que cada uno arma sus cosas y también sugiere cosas de la estructura de la canción, en algunas canciones ayudas un poquito en la letra. También es otro vestuario mucho más llamativo y hay una energía grupal que es re clara y re festiva o re de tribu. Me encanta quién soy ahí también. Con Nahuel siento que quizás yo era un personaje más canchero con el que no me identificaba tanto, pero a veces nos divertíamos. Ponele, Nahuel decía: “mirá este video, estamos bailando como dos boludos” y es verdad, eran dos boludos que flashan que son cancheros un rato (Risas). Ese tipo de cosas son divertidas. Te vas encontrando haciendo distintos personajes en el escenario, son todos algo de vos y algo de lo que se construyó grupalmente.
Si pudieses viajar en el tiempo, ¿hay información que le pasarías a tu yo de antes? ¿o dejarías que atraviese todo lo que atravesaste como para aprender?
Es re difícil contestar eso. O sea, estoy muy tentada de decir: “sí, obvio que sí. Iría a mi yo de los 15 y le diría: “che, vas a perder cinco años haciendo cualquier mierda”. Pero tal vez, si no hubiera pasado eso, no habría llegado a yo. Por otro lado, lo de los viajes en el tiempo es como que genera tantas paradojas que no se puede ni pensar, quizás un viaje al futuro sí, ¿pero al pasado? Todo hubiese salido eventualmente de la misma manera. Bueno, me estoy enredando. Suponiendo que se pudiera hacer eso, ¿lo haría? (Piensa) Sí, re, sí re; no podría resistirme (Risas). Te diría que no para sonar como “no, hay que atravesar las experiencias de pipipi” pero la pura verdad es que re iría y me diría “no estés triste por esto, hay algo que se llama música. Tomá, esto es una guitarra. Che, aprendé a tocar bien la guitarra, no te quedes en algunos acordes simples y salgas a tocar. Ah, el humor no te sale tan bien como vos pensás”.
¡No, la vas a condicionar! (Risas).
“No salgas con este chico” (Risas).
¿Eso también?
Eso también.
¿Y al futuro por qué irías?
No, no iría. ¿O sí iría? No, no iría. No, ese sí es un misterio que prefiero mantener en misterio.
Amor romántico: desarrolle.
¿Vos me podés explicar qué sería amor romántico según tipo el diccionario de, del amor?
De la vida nueva. Me refiero al amor en relaciones de pareja, pero en un sentido más..
Claro, se está usando amor romántico con connotación negativa, como si fuera una cosa impuesta, antigua.
Exacto. Bueno, lo que vos quieras, desarrolle:
Okey. Pienso que estamos en un momento de muchísima reflexión y de jugar y romper. Hay veces en que sentís que estás atrapada, no sabés exactamente cómo querés construir las cosas a partir de eso, porque solo conociste el “esto tiene que ser de esta manera”. Me parece super bien que en este momento todo el mundo se lo esté cuestionando, bueno, todo el mundo no sé, Mi todo el mundo. A mi pequeño círculo lo veo re movilizado y me imagino que eso más diluido llega también a otros grupos sociales, mucho más diluido. Como por ejemplo — ya esto fuera del amor romántico o quizás algo tiene que ver— el aborto, en nuestro grupo es “tenés que usar el pañuelo verde”. Es lógico, no se cuestiona. O sea, me refiero a que tenés que estar de acuerdo para que eso después diluido llegue un “che, tal vez esto del aborto no es matar bebés” en otro sector muy alejado de nosotros de la sociedad. Está bueno que hay mucha información que está llegando a un montón de lugares por distintos medios, se está masificando algo. La masificación siempre es un poco peligrosa, pero para algunas cosas es re necesaria, para que los movimientos revolucionarios avancen. Es peligrosa porque se puede mal interpretar, llega como una especie de teléfono descompuesto, pero está re bueno que surjan preguntas. Y bueno, con el amor siento que… con los vínculos en realidad, porque qué es el amor, ¿no? En lugar de solo construir vínculos de una manera, se está diciendo “¿y si yo quiero otra?” Muchas veces no sabemos lo que queremos porque siempre hicimos lo que nos dijeron y tal vez justo sí queríamos hacer eso, pero tal vez no, y tal vez un poco no y un poco sí. Capaz ahora podés querer casarte, pero no querer tener hijos o podés querer tener hijos y no casarte. O podes tener tres relaciones, pero una es la principal o tener todas relaciones iguales, que es un quilombo en la agenda, me imagino, no lo tuve. O no querer tener una relación, en el sentido tradicional, con nadie. Pero lo bueno es que se puede hablar todo eso y es verdad que ahora va a ser un quilombo porque no hay nada armado. Y a veces se puede caer en esos errores haciendo esa exploración, de generar una estructura igual de rígida pero para el otro lado, que si no sos polígamo eso no es amor porque estas reprimiéndote algo. Y quizás vos no querías estar con otras personas, capaz sos monógamo porque te copa. Eso es algo que puede pasar en algunos casos, que te podés confundir un rato, pero es todo parte del explorar y de que lleguemos a un lugar en el que todes podamos decirnos lo que queremos y elegir si nos queremos quedar con esa otra persona o no, mientras que nos respetemos y sepamos lo que queremos. Es ir descubriéndolo, ir formando nuevas reglas, capaz reglas suena como medio estricto. Formar nuestras relaciones diferentes, particulares, con sus espacios en los que cedés y espacios en los que cede el otro, esa negociación que también es formar una pareja, pareja es de par igual, mejor dicho un vínculo sexo-afectivo, ¡palabras nuevas! (Risas). Pero me parece super bien la movida que está pasando ahora. Se me complica un poquito la existencia, pero hay cosas que complican la existencia que después nos llevan a buen puerto, así que está bien.
¿Por qué te complican?
Y… porque yo soy muy monógama (Risas) Mirá que he intentado no serlo y quizás algún momentito tuve en el que empecé o que lo disfruté brevemente, pero no, a largo plazo no me imagino así. Simplemente no me divierte mucho.
¿Qué pregunta o preguntas te hacés y no lográs responderte? En realidad, esta pregunta la hago siempre, pero me di cuenta de que en tus canciones y escritos aparecen preguntas todo el tiempo. Bueno, si se te ocurre alguna más..
Sí, me di cuenta de eso cuando estaba pasando las letras del primer disco, porque tenía que usar mucho el signo para abrir la pregunta y no lo encontraba nunca. Hay un montón de preguntas que no me puedo responder, principalmente: ¿para qué? ¿Para qué hacemos cosas si todo se va a borrar algún día? Pero después también me pregunto, ¿Por qué me importa que se vaya a borrar algún día? ¿De qué me serviría que fuera eterno? Son muchísimas preguntas (Risas). ¿Qué pensarán los otros de mí? O sea, ¿cómo me sentirán? Eso también me lo pregunto mucho, no hay forma de saberlo, nunca voy a poder estar en la mente de alguien más. ¿Cómo sería...? Esta también me encanta: ¿cómo sería ser un día como alguien optimista? ¿Cómo sería estar en la cabeza de alguien optimista un día? Levantarme y estar tipo “va a estar todo bien”, sería increíble…. A veces estoy medio fumada y veo un perro o pasa algo lindo o como una porción de torta (risas) y flasho un bienestar total que dura un segundo y digo ¿habrá gente que se siente así todo el tiempo? ¿Cómo será no sentir este peso todo el tiempo? Porque siempre siento como un peso, como una mini angustia que no me impide disfrutar de cosas pero siempre está ahí. Me pregunto cómo se sentirá que no esté ahí un día entero. Que no aparezca en ningún momento y… ¿Qué más? Ese tipo de cosas, pero me acabo de dar cuenta de que son re egocéntricas las preguntas, son re yo ¿Cómo sería mimimi…?
Sí, pensás: “ay, mirá por lo que me preocupo yo y hay gente que no tiene para comer”. Esa gente, si tuviese para comer, ahí podría hacerse otras preguntas. Y no están mal las preguntas sobre uno mismo. Quizás también sirven después para otres si las compartís.
¡Sí, mal! ¿Por qué nos cuesta tanto ayudarnos entre nosotros? ¿Cómo lograron eso? Capaz nos re copaba y por eso también fuimos por ese camino, como que nos dijeron “che, capitalismo” Bueno, nos conviene, es cómodo, si voy a ser de la clase media está bien. No lo cuestionamos nunca, ¿Cómo hacemos todos los días para no romper todo? Esa es una gran pregunta (Risas)
Estamos muy domesticados.
¡Sí, mal! ¿Cómo les salió tan bien?
En la relación con las demás personas, de tu entorno o no, ¿sentís que tenés un encuentro?
Sí. Si no hubiera eso, me parece que sería todo realmente una cagada. Nos re necesitamos, como cuando estás de pepa y re necesitás a otra persona que esté de pepa
Para compartir.
Sí, para compartir. No siento que algo sea del todo real si no lo estoy compartiendo, no es tan divertido. A veces te relacionás con personas y no sentís que estés hablando de verdad, y en esas situaciones me pongo re incómoda y me quiero ir. Por eso creo que me sale tan como el culo la charla, cómo se dice, la charla smalltalk.
¿Qué es eso??
Las charlas boludas, el clima, las charlas de ascensor. Es como que re quiero decir una verdad que esta acá flotando en el aire y todos lo sabemos tipo “che, el que está sentado acá al lado se re tiró un pedo, estoy segura”. Ese tipo de cosas, tipo hablemos de eso (Risas). Hablemos de lo que nos están molestando. No sé, pienso también en todos los vínculos que no estamos teniendo. Porque, por un lado, a tus amigos los re entendés, sabés la historia que tienen detrás, porqué reaccionan como están reaccionando a las cosas y hasta podés justificar que un día digan algo que sea medio de mierda o políticamente incorrecto, los podés ayudar a llegar a otro lado y re generás algo, se acompañan, se ayudan mutuamente a sentirse mejor, a ser mejores personas y a ir hacia los lados que les gustaría ir. Y, por otro lado, vas al quiosco y te da paja que te atiende lento el chabón y no lo sentís como una persona. Le pedís unos chicles, te los da, y mutuamente se tratan medio mal. Capaz no le dijiste "gracias" cuando te fuiste, el otro tampoco te saludó y los dos se fueron enojados. Eso es lo contrario a generar algo y nos pasa un montón. Tanto como pienso en los momentos que estamos charlando y generando algo, pienso también en los momentos que no está pasando nada, pienso que no estoy tomando al otro como una persona con sus cosas, su historia, sin saber si la pasó como el culo. Como cuando la gente entra a un local y pide que lo atiendan de muy mala manera y decís “¿cómo hace para no darse cuenta de que soy una persona?”. Hay señoras que entran y gritan “¡¿quién me va a atender? ¿Cómo puede ser que no hayas leído todos los libros?!” Señora, hay mil. No piensan que al otro le puede estar pasando algo y siempre le va a estar pasando algo, siempre, y capaz es re grave.
Quizás eso tiene lo de hacerse las preguntas sobre una misma: te meten adentro tuyo y no ves al otrx que está enfrente que también le están pasando cosas.
Sí, re. Eso nos re ayudaría. Si pudiéramos hablar entre nosotros, tal vez podríamos estar más de acuerdo en cosas y nos empezarían a cagar menos o no podrían hacerlo.
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